Jabón casero.

 

       A base de grasa, ya sea de aceites (no el de girasol, por que cuesta más hacer) usados en la cocina o de las grasas del cerdo, y de sosa cáustica revuelto con agua y removiéndolo en el fuego, se hacía (y aún se hace en algunas casas) el jabón casero.

       Mucho mejor que muchos detergentes actuales a la hora de limpiar la ropa y sobre todo más cuidadoso con el medio ambiente que lo de hoy en día, ya que se reciclaba el aceite y las grasas que hoy tiramos.

     Para el aseo personal es también muy recomendable pues es antialérgico e incluso llega a curar algunas afecciones de la piel.