Antonio Ubieto -Historia de Aragón

    Divisiones administrativas

 

 

     DESAPARICIÓN DE LAS ORDENES MILITARES


   Fernando el Católico intervino en las Ordenes militares, consiguiendo 
   paulatinamente ser administrador de sus bienes, evitando el 
   nombramiento de maestres. Y años más tarde, Carlos I 
   —posiblemente a cambio de la concesión de la isla de Malta para sede 
   de los Hospitalarios— logró que los maestrazgos de las Ordenes militares 
   fuesen agregados perpetuamente a la Corona de Castilla, gracias a una 
   bula del papa Adriano IV otorgada en mayo de 1523.
   A partir de este momento sigue existiendo la organización de las Ordenes 
   militares y así aparecerá en la División en provincias de 1783, de 
   Foridablanca. Las Ordenes militares habían dejado de tener motivos de existencia, 
   ya desde hacía siglos. Su concepto supranacional era correcto para la 
   Edad Media, pero difícilmente se podía mantener en una época cuando surgen 
   las distintas <<nacionalidades>> europeas. Las ordenes españolas (Calatrava y 
   Santiago), no planteaban problemas. Por eso —siguiendo un movimiento paralelo— , 
   el día 17 de abril de 1802 el rey Fernando VII se nombraba Gran Maestre de la 
   orden del Hospital en España, siendo reconocido por el capítulo general reunido 
   en Zaragoza en el siguiente mes de mayo. 
   El golpe mayor quizá lo recibió con la famosa ley de Mendizabal 
   (11 de octubre de 1851). Pero fue con motivo del concordato de 
   17 de octubre de 1851, firmado entre Isabel II y la Santa Sede, 
   cuando se consideraron extinguidos los derechos que pudieran tener 
   los Hospitalarios en España.